La gastronomía es como los argentinos (no os enfadéis, sabéis que os adoro), está por todas partes. Mires donde mires hay gastronomía. En realidad siempre la ha habido pero ahora tenemos los ojos fijos puestos en ella. Ya no te conformas con pedirle la receta del cazón con tomate a tu madre ni con seguir el paso a paso de las recetas de Arguiñano.
Tú quieres más. La democratización de la alta cocina también ha llamado a tu puerta y ahora ya no eres un aficionado culinario, un freek de los fogones ni un fan carpetero de la cocina contemporánea.
Entérate, eres un “Foodie”.
- En tu estantería no faltan libros como el del Chef del Mar de Ángel León, libros de gastronomía asiática y algún otro de pan casero
- No se te ocurre mejor plan para un domingo que un Brunch. Esos huevos benedictine son tu perdición
- Aún te impresiona la olla exprés sin embargo eres el rey del sifón
- Ya no desayunas magdalenas sino cupcakes
- El ceviche y el tataky son tus obsesiones
- Mueres por hacer un viaje gastronómico a Perú
- Sigues en Twitter a más cocineros que amigos de la Universidad
- “Tú , tú mismo y tu masa madre”, es la mejor definición de tu tiempo libre
- Tu Instagram está repleto de hashtag del tipo: #foodporn #instafood #foodie
- Invitar a un amigo a cenar a casa requiere casi el mismo tiempo de estudio que unas oposiciones
- Cuando sales a cenar te conviertes en el crítico Anton Ego de Ratatouille. Sí, no hay quien te aguante.
- Meter en pan cualquier sobra del día anterior como almuerzo te horroriza. Tú eres más de hamburguesas gourmet.
- La tortilla sí, gracias. Pero con salsa de chile dulce o ají de maracuyá
- Copias descaradamente platos de los grandes chefs, te da subidón lograr algo parecido
- Un mal emplatado te quita el apetito
- Sigues apasionadamente los concursos de cocina en televisión
- El punto de la pasta se te sigue resistiendo pero esferificando eres un campeón
- Las croquetas en tu casa no son del puchero sino de camembert y nueces
- Las tostadas con aceite de arbequina o con mermelada de moras recogidas en la última ruta de senderismo
- En el trabajo, tu tupper siempre causa expectación.
- Has visitado todos los restaurantes internacionales de la ciudad: cocina colombiana, griega, turca, marroquí y armenia.
- Tu cuchara de palo es tu talismán
- Te gusta cocinar acompañado solamente de música y una copa (u dos) de vino
- Odias que opinen sobre lo que deberías añadir a la cazuela mientras cocinas
- Disfrutas yendo al mercado y poniéndole la cabeza como un bombo a los pobres tenderos
- Te flipa el slow-food
- Lo mejor de la noche es encontrarte una food-truck a la salida de la discoteca
- Cuando tu madre te llama para comer le gritas: “¡Oído!”
- Jamás le das a tu hijo Nuggets de pollo, sin embargo en su dieta semanal no falta el rissotto
- La palabra tartaaaaarrr resuena en tu cabeza como esa famosa frase: “El milenarismo va a llegaaaarrrr”
- El mejor regalo que pueden hacerte es un taller de cocina (momento Spam: y si es en CookStorming, ya flipas)
- Tu Gin Tonic lleva más especias que un plato hindú
- Eres de los que dispone los platos estratégicamente en la mesa, se suben a la silla (estés donde estés) y hacen una foto cenital susceptible de cientos de corazoncitos en Instagram
- Tienes el don de emplatar con estilo un plato de huevos fritos con patatas y chorizo
- Has convertido tu terraza en un huerto urbano donde no falta el cilantro ni la albahaca
- Las aplicaciones gastronómicas llenan la memoria de tu Smartphone