Las matemáticas y la repostería son dos disciplinas que se llevan genial. Todo es medido, todo es exacto.
Una buena balanza será tu brújula hacia un resultado espléndido. Por supuesto si eres de los que te gusta cocinar «a ojo» en la repostería lo tienes complicado. Sin embargo, si eres meticuloso y paciente te moverás como pez en el agua.
Seguir una receta está muy bien pero llega el momento en el que te estancas, te aburres y necesitas avanzar y te das cuenta de que te has limitado a mirar hacia abajo y trabajar, trabajar y trabajar pero no has levantado la cabeza y has visualizado las cosas desde un plano cenital, el plano que te permitirá dejar volar tu imaginación y comenzar a crear.
En nuestros Cursos de Repostería profesional nos encontramos en muchas ocasiones con alumnos con este perfil, apasionados de la repostería, que producen y producen en casa pero van como pollos sin cabeza sin saber muy bien por qué hacen las cosas y para qué las hacen. A la hora de elaborar una preparación, es fundamental comenzar decidiendo cómo quiero que sea la masa: ¿quiero que se desmigue como una galleta? ¿quiero que sea esponjoso como un bizcocho? ¿necesito rellenar esa masa? ¿quiero usar masa madre en ella?
En definitiva, ¿qué idea es la que tengo en la cabeza? ¿qué necesito?
Por este motivo en el vídeo de hoy, Carlos te habla sobre los diferentes tipos de masas base que encontramos en repostería y para qué y cuándo usar cada una de ellas.
Espero que le hayas sacado partido a la información.
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Un abrazo,
Vero.